viernes, febrero 27, 2009

Artículos

El traspatio del Ártico

El Monte Washington se eleva suave y arrugado sobre los bosques de New Hampshire, supuestamente no es peligroso, pero en realidad lo es.

La montaña es una colina comparada con otros picos, pero se halla justo donde chocan tres rutas de tormenta, con las cuales se precipitan hacia el mar sistemas climáticos y viento.

Este monte se llena en la época del verano, cuando hay días claros, clima caluroso. Es muy concurrido por las personas.

El invierno ahuyenta a las multitudes, nace un clima tan feroz como en casi ninguna otra parte del planeta. La temperatura puede bajar hasta -34°C o menos, y el viento silba sobre la roca. La combinación de las tristemente célebres tormentas y el fácil acceso lo convierten en uno de los picos más mortíferos del continente, lo que lo ha afianzado en el folclor regional.

Es increible que un Monte de tanta confianza en cierta temporada, que se llena de multitudes, durante el invierno se convierta en un monstruo mortífero. Es demasiado extremo.

Los olvidados

La Norma Oficial Mexicana consigna a las especies en riesgo, pero es una de las más desconocidas y menos aplicadas en la práctica.

Esto ha provocado que en México, 2596 especies se encuentran en alguna de las cuatro categorías establecidas en la norma referida: extintas, en peligro de extinción, amenazadas y sujetas a protección especial

La Alianza para la Extinción Cero, iniciativa global de organizaciones en pro de la conservación de la biodiversidad, reporta que México es el país con más sitios críticos en el mundo con 63 de los 595 ubicados en el mundo, de los cuales 10 se localizan en el estado de Oaxaca.

Es increible que nuestro país siendo hogar de tantas especies, se de que la amayoría esten amenazadas. Es decir decepciona que no sean cuidadas apropiadamente habiendo una organización para ello.

Un mundo sin noche: los daños ecológicos de la luz artificial

Durante gran parte de la historia humana, el término “contaminación lumínica” no habría tenido sentido. Hoy en día, la mayor parte de la humanidad vive bajo domos intersecados de luz que se refleja y se refracta, de rayos dispersos que provienen de ciudades, suburbios, de carreteras y fábricas demasiado alumbrados. Casi en su totalidad, la noche europea es una nebulosa de luz, así como la mayor parte de la de Estados Unidos y toda la de Japón.

En muchas ciudades, parece que el cielo se ha quedado sin estrellas, las cuales han sido sustituidas por una bruma vacía que refleja nuestro miedo a la oscuridad y recuerda el fulgor de una apocalíptica novela de ciencia ficción.

Por supuesto, los insectos se amontonan alrededor de los faroles, por lo que muchas especies de murciélagos se han habituado a alimentarse en ellos.Algunos pájaros cantan a deshoras en presencia de luz artificial. Los científicos han determinado que los días artificialmente provocan reproducción temprana en una amplia variedad de aves. En época de desove, las tortugas marinas, que muestran preferencia natural por las playas oscuras, encuentran cada vez menos lugares donde anidar.

De todos los tipos de contaminación que enfrentamos, la lumínica quizá sea la más fácil de remediar. Unos cambios sencillos en los diseños y la instalación de alumbrado se traducirían en cambios inmediatos en la cantidad de luz que se dispersa a la atmósfera y, en muchas ocasiones, en un ahorro inmediato de energía.

Creo que esto podemos detenerlo a tiempo. Por que no es necesario tener tanta luz para sobrevivir y los animales son los que salen afectados. Todavía podemos rescatarlos de esto.